Renueva conceptos. Acaba con los malos hábitos y corrige viejas prácticas en el servicio al cliente. Los llamados “vicios” adquiridos.
Erradica la desgana, las malas caras y las excusas en el servicio al cliente.
Inculca el respeto a la empresa y ayuda a difundir los valores y la filosofía de la empresa.
Reflexiona sobre las acciones de mejora posibles a llevar a cabo.
Arranca compromisos inmediatos de mejoras futuras sobre la calidad de servicio a ofrecer a los clientes.